LA OBSESIÓN HECHA CARNE por nikkus2008

Portada de LA TRILOGÍA DE NUEVA YORK

La obsesión, la locura, el existencialismo y el absurdo rigen estos tres relatos independientes - pero extrañamente relacionados - de Paul Auster. Esto es lo primero que tengo que decir. Ahora bien, debo justificar, sustentar esta opinión.
La obsesión y la locura y el existencialismo y el absurdo, porque en cada uno de los tres relatos - Ciudad de cristal (1985), Fantasmas (1986) y La habitación cerrada (1986) - aparecen como un personaje más, como elementos indispensables, inherentes al leitmotiv del pensamiento, del sentir de Auster, como la sangre que corre cálida por las venas y les da finalidad y sentido.
Creo que si tuviera que definir la obra de este escritor en pocas y pálidas y magras palabras - aclarando que toda simplificación es una tontería y mucho más si se expone una opinión luego de leer tan solo un libro -, diría que es amarga - a pesar de sus ácidas humoradas, llenas, en definitiva, de una implacable tristeza, de una desesperante resignación - y pesimista. En las tres novelas, lo que empieza siendo un oficio (Fantasmas), una curiosidad o un juego (Ciudad de cristal), un producto del azar (La habitación cerrada), termina siendo un demencial martirio, una sucesión malsana de empecinamientos torpes, ridículos, como si formaran parte de una pesadilla patética, inexorable en su insensatez, o por la imposibilidad de salir de ella por propia voluntad - como si de una fatal atracción hacia la autodestrucción se tratara -, como en un laberinto de locura en el cuál se entra cuerdo, para que gradualmente y sin que lo notemos, la insania, lo extraño, lo atípico comience a ganar terreno, para pasar del lado de lo que serían los patrones normales, definidos por nosotros y por los demás, como normales y aceptados.
Las “criaturas” de Auster, pierden a sus familias, a sus mujeres, a sus cómodas y confortables (tal vez no felices, no exultantes, no apasionantes) vidas, por seguir dichas obsesiones, sabiendo aun, y mientras queda algo de cordura en ellos, que aquello que con tanta pasión y terquedad persiguen, es, tal vez, vano y estúpido; tan estúpido como pretender atrapar luces y sombras. Sin embargo, siguen adelante y se empantanan en un mar de confusiones y malos entendidos, de falsas pistas y equivocadas hipótesis.

Las tres historias me han gustado. Las tres son una completa locura y nos dan un poco de pena sus ingenuos y locos protagonistas. Auster se pregunta muchas cosas, se cuestiona muchas otras; creo que cada uno de estos personajes, de algún modo, intentan justificar sus vidas, aparentemente encauzadas, felices, pero que sin embargo, carecen de sustancia, de chispa, de fuego, de pasión; poco importan las historias "policiales" en estos relatos. A mi entender, el autor va más allá de la mera creación de hechos delictivos, o de misterio o de investigación. El punto clave, es cierta búsqueda. Una búsqueda incierta, nebulosa, primitiva, necesaria. Creo que en este sentido Auster nos conoce un poco a todos nosotros. Creo que todos buscamos ese no sabemos que, incansablemente y como ciegos, adelantando nuestros brazos a tientas, mirando un poco al vacío, barruntando la meta, más - y como en un espejismo, un oasis- jamás encontrándola realmente.

Quisiera creer que esto último es más un recurso literario, un pensamiento o sentimiento expuesto luego de haber "captado" –o creído captar- un alma, el espíritu vivo de un hombre como Auster, que lo que pienso realmente de la vida. Salvo que de a poco, muy de a poco, esté entrando en aquel laberinto de pesadilla, de los que atraen a los pobres, tristes y perdidos personajes de Paul Auster (que serán él mismo, a su vez; perdido y confundido, escribiendo novelas, inventando historias, también alargando los brazos, también probando el vacío delante de sus ojos).

Escrita hace 12 años · 4.7 puntos con 9 votos · @nikkus2008 le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@lucero hace 12 años

Notable reseña, nikuus2008, no la he leído, pro si muchos otros de Auster y coincido en el hecho de que sus personajes (quizás él también...y nosotros) buscan un oasis, una quimera, y si bien no se encuentra, Auster va dándoles vasos de agua para el camino. De esos vasos de agua hace las novelas.
A mi whislist....

@_567_ hace 12 años

Soy de los que descubrí "Ciudad de cristal" como novela independiente, allí la voté en su momento, desconozco el resto de la Trilogía ("Fantasmas" y "La habitación cerrada") con lo cual supongo que mi opinión carece de fundamento pero curiosamente el otro día hablaba con un amigo, que si la ha leído, sobre si son relatos independientes o todo converge en una misma creación (algo que algunos defienden y yo no acabo de ver del todo claro...). Aunque tratándose de Auster todo es posible, recuerdo que "Ciudad de cristal", que me gustó mucho, me pareció muy bien cerrada con un final muy logrado, marca de la casa del autor, aunque también es cierto que deja en el aire una posible revisitación del tema cuando menciona hacia el final ese cuaderno rojo y la imposibilidad de contarnos que fue de Quinn (maravilloso personaje, por cierto...). Bueno, creo que de hecho Auster volvió a resucitar fantasmas telefónicos en "El cuaderno rojo", reincidiendo sobre el tema, aunque esto es una conjetura porque ese en concreto no lo he leído...
Totalmente de acuerdo con la reflexión que haces sobre la Busqueda, pongamos este concepto en mayúsculas, como leit motiv principal en la obra de Auster, aunque afortunadamente tiene otras laberínticas vías de investigación...

Saludos, Nikkus.-

@Faulkneriano hace 12 años

Gran reseña, Nikkus. Toda la obra de Auster está encerrada en estas tres nouvelles, de las que das muchas pistas. Yo añadiría alguna nota más, definitoria de su estilo:

1. La afición por lo metaliterario, por una novela perpetuamente en construcción, en el que el autor se involucra (y, de hecho, involucra al lector) en un juego de cajas chinas o espejos enfrentados.
2. El carácter metafísico de las tramas, superando el realismo inicial (el punto de partida: una llamada equivocada, por ejemplo) y los guiños al relato detectivesco, para desembocar en un territorio de nadie donde se dirimen las grandes cuestiones de Auster: el carácter equívoco de la existencia, el juego entre realidad y ficción, cierta angustia existencial, esa búsqueda de sentido a la que tú aludes. En este sentido, es irónico que se denomine a esto la trilogía de Nueva York, cuando la ciudad apenas aparece, más como métafora de un mundo impersonal (sometido a extrañas casualidades: el azar, que tiene su propia música) donde es fácil perderse y encontrarse que como territorio definido y acotado de la realidad norteamericana.

La obra de Auster luego ganó (amplió el espectro de sus tramas a otros aspectos de la realidad) y perdió (esa concentración máxima, esa depuración de todo lo accesorio tan visible en estas tres obras) Creo que perdió más de lo que ganó, pero esa es una opinión muy personal.

Me resulta difícil hablar de esta temprana producción de Auster (lo mejor que escribió, para mi gusto, junto con La música del azar); por eso agradezco doblemente que te hayas metido a destriparla.

Aviso para cinéfilos: los personajes nombrados con colores de Reservoir Dogs aparecen ya en Fantasmas, aunque de hecho la idea es anterior. Los forajidos de Pelham, 1, 2, 3, película de 1974, se llamaban Azul, Verde, Marrón y Gris. El cinéfago de Tarantino sacaría la idea más de la película de Joseph Sargent que del extraño relato de Auster, porque el hombre muchas lecturas no tenía, ocupado como estaba en ver toda clase de vídeos chungos.

@nikkus2008 hace 12 años

Saludos lucero, Krust y Faulk, y gracias por enriquecer la página con sus comentarios (casi siempre más profundos y extensos e interesantes que las reseñas originales, de modo que de la crítica primera se desprenden muchas otras reseñas; similar sería a las múltiples caras de una piedra preciosa: cada una brillando de distinta manera y ostentando sus maravillosas gamas de colores y formando parte de los mismo, en definitiva).
Lucero (no puedo escribir esta vez tu bello nombre con minúscula, perdoná), este oasis que se nos presenta nítido y posible y prometedor, y que vendría a ser el futuro, donde todo parece tener sentido, es decir, donde nuestros sacrificios actuales tendrán su premio, es común a todos, sin distinción de etnias ni edades ni clases sociales, creo yo, y es un poco lo que hace que uno continúe aunque sea a tropezones, a lo largo de la vida; para ver los resultados, ni más ni menos.

Creo, Krust, que no ha sido planificado como algo íntegro, sino que se ha ido dando así y que Auster ha ido interpolando nombres con el afán de establecer algunos vínculos (más como un intento de enlazar delicadamente a los relatos que por una verdadera existencia de conexión entre ellos) y provocar cierto desconcierto. En un momento creí que todo iba a ser parte de un genial entramado donde todo tiene sentido; por ejemplo, que Quinn era Azul, o que Stillman era Blanco (estos nombres los arrojo al azar, no porque haya creído la conexión precisamente en ese orden o con esos determinados personajes), pero luego vi que nada de esto era posible; salvo que me haya perdido de algo; entonces, el puntaje ya no sería un ocho sino un diez, en el caso de que las piezas sueltas hubieren formado parte de un ingenioso aparato homogéneo. Me quedo con la rareza de las historias, y el destino algo caprichoso de los personajes y las tramas, en donde lo sencillo (todas tienen premisas harto simples y aparentemente fáciles de resolver) se convierte en una pesadilla.

Y Faulk, es muy cierto esto que decís sobre lo "metaliterario". Una de las cualidades más formidables es la increíble capacidad del autor por meternos de los pelos "amablemente" hacia sus historias; me encontré, en algún momento de la lectura de "Ciudad de cristal" sumido en cierta especie de malestar físico (cuando Quinn termina en un basural, a la intemperie: completamente loco a esa altura, loco y obsesionado). Me sorprendió, además, cuando leí por primera vez dentro del relato el nombre PAUL AUSTER como un personaje más; me pareció curioso (Lugones ya lo había hecho, en alguna novela o cuento) y divertido. Otra cosa de Auster es "el gancho" que tiene su prosa. No se puede soltar el libro, realmente.
Es muy cierto que Nueva York apenas si incide en las tramas (diría que en nada, salvo podría ser en "Ciudad de cristal", donde Stillman parece jugar a algún macabro juego de diagramas). No podría decir mucho más Faulk acerca de Auster, pero se muy bien que "La música del azar" es otra de tus preferidas, por lo que está apuntada. Y a Krsut le ha gustado "Diario de invierno", por lo que también está apuntada esa obra. Luego Lucero prefiere "Leviatán", así que otro obra más para anotar; y si no me equivoco Hamlet habló de "El palacio de la luna". Estas obras serán en su debido momento degustadas; como ha sido este curioso, extraño, magnético libro del viejo Paul.
Por último, me ha gustado esa referencia al cine Faulk, sobre todo a "Perros de la calle" (amo a Tarantino, terriblemente y cuento los días para el estreno de su "Django Unchained"). Sabés amigo, lo primero que se me vino a la memoria cuando comencé "Fantasmas" ha sido justamente "Perros de la calle". Al otro film no lo he visto, pero me lo apunto; total a esta altura, ya tengo una lista más larga de lo que será mi vida, jeje.
Un abrazo, y sigan, sigan comentando, que esto es infinito, más libros, más películas, etc, etc.......

@Faulkneriano hace 12 años

Nikkus, creo que te conviene una página donde te DESACONSEJEN lecturas...

@nikkus2008 hace 12 años

Jeje, eso nunca Faulk; esto me mantiene activo. Lo primero que hago cuando llego del trabajo es: sopa de libros, mercadolibre (para ver si vendí algo y si hay algo que comprar), filmaffinity y el mail; luego chequeo si salió algún "nuevo" disco de Zappa o Hendrix, y ...eso es todo. Libros, música, películas, siempre.

@lucero hace 12 años

La musica del azar, Leviathan y Mr Vertigo, tambièn A salto de mata. Auster, mas allà de sus virtudes literarias es muy "adictivo"... Voto por una secciòn de Desaconsejables, donde recalemos, por empezar y de camino al psiquiatra @Poverello, @nikkus2008 y yo.

@Poverello hace 12 años

Brillante idea, Faulkneriano, lo de la web de desaconsejables. Ahora bien, como dice lucero podíamos empezar aquí mirando las Wishlist (ofrezco la mia) y me desaconsejéis... Es por salud mental.

De 'La trilogía' me callo (muy buena reseña, nikkus), pues justamente ahora la tengo entre manos.

@lucero hace 12 años

Hay muchas obras sin reseñar, lo que hace que uno no se haga a la idea si vale la pena abordarla. Ayuda mucho teniendo en cuenta la afinidad con otros lectores. Y despues....convengamos que uno puede valorar y disfrutar de un libro que se considere banal, comercial, etc etc, como ya hemos visto en muchos comentarios.
Con esto quiero decir a los haraganes..reseñen!!!!

@BriGid hace 12 años

Al final o a la hora de la verdad, la reseña únicamente es una mera ayuda, porque es muy posible que al terminar el libro no te haya servido de nada, ya que tu impresión era una y al terminarlo otra muy diferente, pero claro, como "empujoncito" para motivarte sobre algún ejemplar no está nunca de más.

@Poverello hace 12 años

Lo terminé... hace como una hora y algo. Y me quedé sin voz para expresar. Y espero un rato. Y releo las reseñas y los comentarios. Y desde mi ignorante reflexión posterior opino. Sólo lo no dicho, para que dar más vueltas a lo otro... No es fácil opinar, como bien dices @Faulkneriano.

Primero me sorprende mucho la falta de referencias a Beckett en los comentarios y reseñas, pues me parece muy evidente su influencia en toda la obra (Godot especialmente), de manera clara en “Ciudad de cristal”, de la que transcribo un diálogo que bien podría haber existido entre Vladimir y Pozzo:
Me llamo Peter Stillman -dijo Quinn.
Ese es mi nombre -contestó Stillman-. Yo soy Peter Stillman.
Yo soy el otro Peter Stilmann -dijo Quinn.
Oh. Quiere usted decir mi hijo. Sí, es posible. Se parece mucho a él. Por supuesto, Peter es rubio y usted es oscuro. No henry Dark, sino oscuro de pelo. Pero la gente cambia, ¿no?

Tanto @nikkus como @Faulkneriano, habláis de una u otra manera de la importancia de la 'metaliteratura' y lo existencial en Auster, algo que ampliaría incluso al uso del lenguaje, de las palabras, que convierte también en 'metalenguaje' y en símbolo de la nulidad de los personajes a través de esos constantes cambios en sus nombres, en su idiosincrasia... Me llama la atención igualmente esa simbiosis que crea como inseparable entre escritor y creación y que le lleva a que incluso uno de ellos tome el propio nombre de Auster por simple autodeseo, sabiendo que no es él y que nunca llegará a serlo del todo.

Sin detenerme en todo lo hablado sobre la búsqueda -algo que comparto al ciento por ciento-, sí quisiera detenerme en ese error de cada uno de los protagonistas de buscarse a sí mismo persiguiendo de una u otra manera a otro y hacer depender la propia existencia y realidad de la experiencia de los otros, de lo que invento de los otros... lo que les conduce irremediablemente a esa falta de asunción del propio ser que inventa y conduce a un sufrimiento extremo, inútil y forzado. Uno no puede encontrarse a sí mismo buscando/investigando a los demás o creando inexistentes vidas. “Cada vida es irreductible a nada que no sea ella misma. Lo cual equivale a decir: las vidas no tienen sentido”, resume uno de los protagonistas.

Finalmente, comparto con @Krust en parte su visión de un 'algo' unitario en toda la obra (a pesar de que también voté las historias por separado). Es imposible saber si Auster tenía en mente toda la trilogía, evidentemente, pero no puedo percibirlo como un simple intercalado de vínculos (de hecho estos vínculos serían casi inexistentes con “Fantasmas”, según mi opinión algo más floja), pues el propio autor (que no sabía que Anagrama iba a publicarlas conjuntamente) hace referencia directa a toda la obra en conjunto poco antes del cáustico final de “Habitación cerrada”: “estas tres historias son finalmente la misma historia, pero cada una representa una etapa diferente en mi conciencia de dónde está el quid”. Y ese paraguas, de absurdo valor y sentido si está roto en la primera historia y tan abandonado sobre un charco en la última... No puede ser casualidad.

Y no puedo terminar sin recordar a Lynch, a la memoria me vino en repetidas ocasiones, su visión del ser humano, su mezcolanza de personajes inexistentes que sin embargo existen... Auster y Lynch, Lynch y Auster, contemporáneos e irreductibles que beben de similares pensares. “Lulu on the Brigde”, una de las escasas creaciones cinematográficas de Auster, en parte también es Lynch (aunque bastante peor, todo hay que decirlo). Cada cual a lo que se le da mejor.

Perdón por la extensión, pero me era necesario.

@Faulkneriano hace 12 años

Poverello, has dado, una vez más, en el clavo. El primer Auster es beckettiano hasta la médula. Conoció al irlandés, si no recuerdo mal, en París, y dejó bien claro su absoluta reverencia hacia su obra. De hecho, creo que Auster me gusta (aunque nos siempre) por eso.