BRASIL, 1.925 por sedacala

Portada de GABRIELA, CLAVO Y CANELA

Descubrí a Jorge Amado, en una de esas colecciones semanales que El País sacó allá por el 2.002. Se llamaba Clásicos del siglo XX, eran de pasta dura y estaban encuadernados en blanco y brillo. En aquella colección, aparte de otros muchos libros bastante interesantes, se incluía una novela suya, muy poco conocida y difícil de encontrar, llamada LOS VIEJOS MARINEROS. Amado se mostraba allí, como un narrador que no esconde su compromiso social y político, sin por ello ser menos ágil, chispeante, socarrón y sensible, pero siendo, de resultas de todo eso, tremendamente ameno. Leí también CACAO, una novelita de su primera etapa de mayor preocupación social, y pese a ello, estaban ya allí presentes las características lúdicas que antes he mencionado. Y por fin, varios años después me decido a leer su obra más señalada, GABRIELA, CLAVO Y CANELA. Es un libro largo (casi 600 páginas), de esos que le permiten al lector sumergirse en la lectura y sentir con arrobo su estilo un poco untoso, muy a tono con el clima húmedo de la costa brasilera.

Hablar de Amado, es hablar del Brasil, del Estado de Bahía, de su capital Salvador de Bahía, y sobre todo de Ilhéus, que es la ciudad a la que se trasladó su familia, cuando era muy pequeño y donde vivió su infancia antes de irse a la universidad de la capital del Estado. E Ihéus, es a GABRIELA, CLAVO Y CANELA, algo así, como Oviedo es a LA REGENTA, el escenario omnipresente de la novela, que por momentos parece tener vida propia y que impregna absolutamente toda la historia. El clima político y social de Ilhéus en 1.925, era el típico de una tierra de promisión; con un proceso de crecimiento anárquico y salvaje, controlado por los coroneles. No eran auténticos coroneles; tal nombre se refería a pasadas luchas por las tierras; pero hizo gracia y así era como todos les llamaban. Su condición de propietarios de las plantaciones del cacao, les convertía en temidos y respetados terratenientes que se sentían dueños y señores de sus tierras y de las personas que las trabajaban. En este ambiente tan duro, Jorge Amado fue forjándose una firme conciencia de rebeldía contra las injusticias, que trasladó puntualmente a sus obras. Con GABRIELA, CLAVO Y CANELA, dio un giro a su trayectoria literaria y entró en una segunda etapa en la que las relaciones personales de los personajes adquieren más importancia, aunque las inquietudes sociopolíticas siguan presentes en sus novelas.

Después de la influencia de lo social, que le hizo afiliarse al partido comunista; vino la influencia del clima cálido y la especial idiosincrasia de los brasileros. Aparecen así, la sensualidad, el erotismo, el humor, la afabilidad; características todas ellas inspiradas por el calor, la humedad, la brisa marina, elementos que tocados por el aliento propio brasilero, adquieren un significado especial. El autor crea la trama a partir de todos esos tipos característicos de cualquier comunidad pequeña, el cura, el médico, el alcalde, el maestro, el donjuán, el invertido, las fulanas, el dueño del bar, los parroquianos de éste, los ricachones, las solteronas… De toda esa panoplia de gentes salen los principales papeles, y con ellos la narración adquiere un tinte de costumbrismo autóctono. Los verdaderos protagonistas de la novela son: Nacib, dueño del bar Vesubio; y Gabriela, la mulata de piel canela que huele a clavo y que cocina como nadie. Hay muchas otras historias, unas hablan de la relación entre personas, otras hablan de la relación entre los políticos de la ciudad; la línea argumental que las desarrolla va bordeando la frontera que separa la actividad pública ciudadana, de la actividad privada de los protagonistas, haciendo hincapié especialmente en su psicología. Gabriela, representa un perfil humano muy interesante, ella es primaria en sus sentimientos, ella se comporta según le dicta su sentir. En cualquier otro lugar del mundo, su actitud tendría connotaciones muy diferentes. Pero estando en Brasil, el lector asimila perfectamente su particular forma de ser. Ella, es uno de esos personajes femeninos que devienen iconos de la literatura universal; me recuerda intensamente a la Fortunata galdosiana (salvando las distancias ambientales); hay rasgos de aquella, que he reencontrado aquí en Gabriela.

Y así en paralelo caminan, la historia de la ciudad, y la de sus gentes, solapadas ambas unas veces, separadas otras, para confluir ordenadamente al final. Cuando la historia se centra en la ciudad, tenemos la permanente inquietud de que la lucha política va a estallar ya, convirtiendo lo que era una historia amable y divertida, en un drama bañado en sangre. Igualmente ocurre con la relación entre Nacib y Gabriela, parece que la tensión vaya a hacerla estallar. Pero, Amado tiene una habilidad natural para encontrar la válvula de escape que alivie oportunamente la tensión. Él está siempre detrás, imponiendo el enfoque que nos recuerda que estamos en el trópico, junto a la playa, acariciados por la brisa, oliendo aromas silvestres y escuchando placidamente la sugerente música brasilera o los tangos de Gardel, tan de moda por entonces. El argumento tiene mucho de que nutrirse. La vida social de una burguesía insignificante, el ambiente alegre del bar de Nacib, la vida ociosa de las mantenidas de los coroneles, los líos de los donjuanes con las mujeres de los demás, historias de venganzas de coroneles engañados por sus amantes, en fin, la vida de gentes que querrían vivir tranquilas, pero viven debatiéndose permanentemente entre la sensualidad propia de la tierra y los convencionalismos heredados del pasado, el honor, la decencia, el que dirán, las formas sociales caducas que van deshaciéndose muy despacio. De tal manera, por ejemplo, que el que mata a su mujer por pegársela con otro, sabe que la opinión pública considera que ha hecho lo que tenía que hacer (que dirían si no de él) y tiene la absoluta seguridad de que va a ser absuelto por la justicia.

Esta sociedad es desgarrada y es sensual, y al lector le van quedando unas sensaciones en las que lo terrible se difumina y la mente se siente como si estuviera narcotizada por un sopor embriagador, y nos apetece tumbarnos en la hamaca en la que se echa su siesta el protagonista y dormitar un ratito. Así, nuestros propios sentidos atestiguan que el compromiso político de su autor, queda sobrepasado por la calidez humana, el humor, la socarronería y la sensualidad, materias estas que Jorge Amado toma prestadas de la cultura popular de un país que las tiene a raudales, y sabe trasladarlas a sus libros, haciéndolos jugosos, divertidos y de muy fácil lectura.

Escrita hace 12 años · 5 puntos con 3 votos · @sedacala le ha puesto un 9 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 12 años

Pinta curioso este libro, sedacala. No he leído nada de este autor, aunque tengo desde hace muchos años su Tieta de agreste entre mis libros. Gabriela... es quizá su novela más conocida. Por cierto, este año puede que se saque del semirretiro a este escritor brasileño (ajeno al boom, porque empezó en los años 30, y escritor en portugués, lo que le aleja del mainstream de la literatura hispanoamericana) porque es su centenario. A ver si ahora me animo.

Me gusta mucho la literatura portuguesa, pero apenas conozco la brasileña. Eso sí, una de mis novelas favoritas es precisamente de ese país: Gran Sertón, de Guimaraes Rosa. Pero esa es otra historia.

Se agradece el que rescates con tus reseñas a autores poco conocidos de otros ámbitos y otros tiempos.

@sedacala hace 12 años

Anímate, Lucero lo leyó y le puso un 8.

@lucero hace 12 años

Puntual y acertada reseña no sólo de Gabriela....sino de toda la literatura de la segunda etapa de Amado. Rotundo viraje, que hace que no parezca el mismo autor, tan distante en el tono Cacao, Jubiabá, Capitanes de la arena. Incluso Amado soportó quema de sus libros en la dictadura!
Tuvo su momento de moda cuando se estrenó Doña Flor y sus dos maridos, con la bella Sonia Braga. Pero después no participó del boom, ni formalmente ni en el marketing. No lo necesita.
Son bellos sus libros y sedacala halló los adjetivos justos : húmedo, sensual, embriagador. Parece uno sentir la presencia de Gabriela en el clavo y la canela.
Eligió mostrar Brasil, su gente y su condición cultural y social sin tremendismos, con humor y alegría, creando ambientes muy seductores.
Ojalá se instale en la página y tenga muchos lectores. Voy a ver si hay algo en castellano de Zelia Gattai, su esposa y lo subo.
Saludos

@Faulkneriano hace 12 años

Y ya veo, Lucero, que has subido la ficha de Tieta de Agreste, que sigo sin leer, no tanto por larga sino por tener una mala edición en bolsillo. Queda, pues, iniciado el centenario Amado en esta página.

@Poverello hace 7 años

Releí tu reseña, y un aspecto sobre el que apenas haces mención es al claro componente feminista de esta obra de Amado. No ya antimachista, sino feminista a más no poder. Pocas mujeres en la literatura pueden mostrarse tan libres como Gabriela, tan poco sujetas a los convencionalismos sociales. Es sorprendente que en 1958 tuviera tanto éxito. Lo mismo es que, oculto entre todo, se percibía menos.

"Hay flores que se marchitan en un florero", comentan más de una vez a lo largo de la novela. Hay mujeres que no están hechas para el matrimonio. ¡Y no es nada malo, al contrario!

Aunque no lo parezca a simple vista, me resulta también una obra de lo más crítica y de rechazo a lo injusto.

@sedacala hace 7 años

Mira Poverello, cuando yo terminé de leer este libro, quedé absolutamente fascinado por el autor, al que ya conocía, pero que con este libro superó todas mis expectativas. Me gustó mucho y, en consecuencia, lo puntué con un 9. Y, un poco, como consecuencia de lo mucho que me había gustado y, otro poco, por detectar yo un desconocimiento grande en SdL de la figura de Amado, fue que me puse a escribir centrándome en divulgar las cualidades de esta extraordinaria novela, cosa que no logré en absoluto porque han pasado ya varios años de que lo leí y no creo que nadie más en ese tiempo lo haya leído hasta ahora que llegaste tú.

Viene este prólogo a cuento de que mencionas mí olvido de señalar el componente feminista de esta novela, con un tono de cierto reproche.

Pues sí, tienes razón, pero creo que olvidé mencionarlo por la misma razón que tu apuntas para explicar el que en 1958 tuviera éxito, porque el toque feminista debió pasar desapercibido, camuflado en una trama delirante y divertida. Ahora que releo mi reseña veo también que, efectivamente, hice hincapié en la parte lúdica del libro. Me interesó resaltar sus valores literarios, creo que para animar a la gente a leerlo. También, por otro lado me resultó muy sorprendente y muy acertada su visión alegre y distendida de la trama, a pesar de que encierre también sus conflictos, sobre todo, porque me chocaba muchísimo encontrar en un hombre de historial comprometido con el PC, un enfoque tan desenfadado (cuando se podía presumir más serio y más politizado).

En fin, que todo eso me deslumbró hasta el punto de hacerme olvidar de dar en la reseña un comentario sobre el enfoque, yo no diría feminista, sino, absolutamente desprovisto de ningún tipo de discriminación contra las mujeres. Y lo mismo se podría decir de sus aspectos críticos contra algunos aspectos de la sociedad y de rechazo a la injusticia. Indudablemente Amado tenía un pasado político de izquierdas que le debió acostumbrar a decir las cosas que más escuecen solapadamente para así sortear mejor las censuras. Vamos, que éste fue uno de esos nueves que puntué con más convencimiento de que la puntuación se ajustaba fielmente al divertimento que me había dado su lectura.

Un abrazo.

@Poverello hace 7 años

Pues te pido disculpas si mi comentario ha sonado a reproche. Nada más alejado de mi intención; me resultó curioso. De hecho, gracias a tu excelente reseña me animé a colocar el libro en pendientes. Y lo recomiendo encarecidamente a todo el mundo, vaya. Una gozada, y mira que al principio me costó coger ritmo.

@Guille hace 7 años

Yo también lo recomiendo. Es extraño que este autor no sea más leído y ponderado.

También leí Doña Flor y sus dos maridos y, aunque no llega a las alturas de Gabriela, también es muy recomendable.