MENOS CRÍTICA Y MÁS EXPERIENCIA por Tharl

Portada de LA CARTUJA DE PARMA

La experiencia literaria, como cualquier otra experiencia, es fruto de la relación entre objeto e individuo, en este caso el lector. Toda belleza, emoción, expresividad, magnetismo y/o impacto no es fruto de la obra en sí, sino de dicha relación.
La obra es un espejo amorfo en que el lector se proyecta desnudo y su imagen, le guste o no, le es devuelta deformada. Las luces y sombras de la situación, del momento del lector modificaran también la imagen. Cuando el reflejo es significativo y brilla lo humano y la vida, entonces la experiencia literaria es experiencia estética, maravillosa experiencia… De ahí que cada libro en cada cual en cada momento produzca una lectura única y de que “para gustos los colores”. Dadme Mishima en versión original y no será arte, serán garabatos.
El problema surge cuando en lugar de proyectarse uno mismo en la obra, en lugar de desnudarse ante ella con sinceridad, humildad, como un amante, en vez de que el libro atraiga y atrape ante sí al lector, él proyecta en la obra su propia concepción de ella, sin entregarse. Entonces todo se queda en lo superficial.
Con esta pequeña reflexión fuera de lugar, más o menos interesante, pero sin duda inútil tanto por su objeto improductivo como por no informar ni comentar nada sobre la obra en sí –quien quiera información que lea la sinopsis, el genial comentario de Hamlet o la exhaustiva introducción de Cátedra, según quiera información, justa admiración o análisis-, con ella lo que quiero es animar al futuro lector a que deje de informarse sobre “La Cartuja”, que se olvide de lo que sabe de Stendhal, de literatura, de si el autor es romántico o realista, realista romántico, real romántico, o romántico real, que olvide todo y no espere nada, y se acerca a esta magnífica obra como una virgen princesa en su noche de bodas: con respeto, miedo y amor. Solo así disfrutará como se merece “La Cartuja de Parma”, como una de las mejores novelas de la Historia.

El lector ideal no es un experto crítico literario, sino una virgen prostituta que se entrega cada noche al vicio de la lectura con la inocencia de la primera vez.

Escrita hace 12 años · 4 puntos con 5 votos · @Tharl le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@sedacala hace 12 años

Hola Tharl; cuanto tiempo sin leer nada tuyo. No sé, si te he entendido bien. Quieres decir, que cuando empiezas un libro, hay que dejarse de pamplinas y sencillamente entregarse a su lectura con la mente lo más despejada posible de cualquier información previa que pueda condicionarte.

Si te refieres a que la actitud ha de ser abierta e inmune a cualquier prejuicio, es evidente que así debe ser y así creo yo que casi todos hacemos, o deberíamos hacerlo.

No estoy tan de acuerdo, si a lo que te refieres es a que no se debe tener a mano información previa que pueda contaminar tu juicio. En mi opinión, la información sobre lo que se va a leer es algo importantísimo. Puede, si es sesgada, ejercer una influencia negativa en alguna medida; pero, para eso está lo otro, una actitud del lector abierta, virginal, con amplitud de miras; que no sea estrecha. Con eso, uno está pertrechado para leer lo que sea. Y repito, la información siempre es positiva. Yo, me hubiera llevado muchos menos chascos como lector, si hubiese tenido un conocimiento previo de las características de libros que luego he leído.

Por eso, no estoy muy de acuerdo contigo en eso que dices, de que sólo así, con una actitud de “virgen princesa en su noche de bodas: con respeto, miedo y amor” (sic), disfrutarás de esta novela como se merece. Yo no lo creo. Aunque, no niego que para algunos pueda ir bien la receta. Yo, diría aquello de INFORMACION, SI, GRACIAS.

@FAUSTO hace 12 años

Hola tharl, un placer leerte. Ya te daba por desaparecido en combate.
Has escrito una interesante reseña con excelentes reflexiones sobre lo que significa la experiencia de la lectura. Estoy totalmente de acuerdo en tus comentarios sobre la subjetividad que todos tenemos al leer una misma obra literaria. Cada uno interpretará según su carácter, experiencia vital, cultura, sensibilidad, interés, y como bien apuntas, el momento que elegimos para la lectura.

No obstante, cuando planteas como debemos enfrentarnos a dicha lectura estoy menos de acuerdo. No creo que para disfrutar de un texto tendremos que estar “desnudos” ante el escrito, pero tampoco, como bien censuras, debemos que estar completamente informados sobre el autor y el género para poder analizarlo en todas sus facetas.
Creo que con ambos extremos hay una lectura deficiente. Como comentas, con un excesivo de análisis se priva varios matices y del placer del acto de leer. Al igual que una lectura más inocente e ingenua nos impedirá apreciar la profundidad de la obra.

Como diría Aristóteles: la virtud está en el término medio. Dicho así queda muy bien, pero es también una chorrada, pues hay numerosos grados entre ambos límites, y creo que es imposible decir cuál es el punto exacto de conocimiento que debemos poseer para poder apreciar en su justa medida una obra. Cada uno debe decidir qué nivel de información necesita.
En fin, después de esta parrafada, quiero decir que “ni tanto ni tan calvo”. Algo bastante similar mi opinión a la que ha expuesto Sedacala.
Un saludo Tharl, y espero encontrarte con más frecuencia por estos lares.

@Tharl hace 12 años

Hola! Gracias a todos por la re-bienvenida =) Espero volver a participar en la web, pero menos que antes, que me consumía demasiado tiempo y cada vez dispongo de menos :s

No quería criticar exactamente la información previa en la lectura, sino más bien la actitud del lector. Creo que la lectura analítica es distinta de la vivencial y puede que incompatible, y abogo por la segunda. Claro es, por supuesto, que la cultura literaria afectará y se apreciará más o menos cosas según hayas leído más o menos, pero el proceso de explicitación y de análisis lo veo más recomendable en la relectura o tras terminar el libro. Pretender no perderse detalle de una obra, percibirlo todo y apreciarlo impide experimentarlo, al menos así me pasó a mi.

Un saludo y gracias :)

@Faulkneriano hace 12 años

Bienvenido de nuevo, Tharl. ¡Ah, estos estudiantes responsables! Ya se te echaba de menos.

Me gusta la idea que expresas, de forma un tanto rocambolesca, de acercarse a un texto sin demasiada información, a la aventura, con los canales de la empatía abiertos a tope. Tienes, a tu manera, mucha razón, y todavía recuerdo con mucho agrado mis grandes descubrimientos literarios, cuando no tenía ni puñetera idea de qué me iba a meter entre pecho y espalda. Es una actitud muy aconsejable... siempre que se pueda.

A mis casi cincuenta años no voy a andar ahora de lector "virgen". Me resulta imposible, y, además, mi manía de relacionar todo lo que leo en una maraña de referencias cruzadas, con un ojo en el disfrute de lo leído y el otro en la historia de la literatura, me lo pone todavía más difícil. Tengo que estar (por una vez, y sin que sirva de precedente) de acuerdo con Sedacala.La información es valiosa, bien sea antes de leer o, como yo prefiero, después, para apuntalar conocimientos e intuiciones. Suelo leer, por ejemplo, muchos libros de las colecciones de Cátedra, con una prolija introducción. Pues bien, procedo así: leo antes de acometer la lectura de la obra, lo relativo a la época y al autor, y luego, una vez concluida la lectura, la interpretación y el análisis pormenorizado del texto (si es interesante, claro)

Mi red de lecturas es ya demasiado tupida como para las sorpresas. Estoy desde hace meses deslumbrado con los cuentos de Pirandello (un monumento literario que Nórdica nos ha regalado: tres volúmenes, más de 200 cuentos, 2300 páginas) pero... ya me he leído un par de obras de teatro del siciliano y su Matías Pascal. He disfrutado de Crónica de Dalkey, de Flann O'Brien, uno de los mejores y más desconocidos autores irlandeses, pero... me he beneficiado antes otras tres novelas suyas. Y suma y sigue. Sólo uso la intuición cuando leo novedades,. Ahí sí me tiro a la piscina, pero suelen ser pocas las ocasiones: ya he hablado muchas veces de mi preferencia por los autores "fiambres". Y, la verdad, para acometer nuevas lecturas, suelo leer, en lo posible, crítica literaria de calidad que ofrezca panoramas generales y pistas de lectura. Para eso está también, esta página, pero no me canso nunca de recomendar la lectura de obras de filólogos (que para eso están) que no hablen demasiado campanudamente ni sólo para su capilla de iniciados.

Eso en cuanto a la actitud "virginal". De la Cartuja no hablo porque tengo su lectura demasiado lejana...

@sedacala hace 12 años

La verdad, es que el otro día me concentré en el tema del exceso de INFORMACIÓN previa, o posterior, y me olvidé un poco de comentar algo con relación a la propia novela.

Realmente, no imagino porqué esta reseña te ha llevado a hablar tan en profundidad del tema de la lectura “virginal”. Lo digo, por que precisamente este es un libro, que me pareció especialmente fácil de leer, sin dejarse llevar por otra cosa que no sea la propia dinámica de la acción. Podría parecer, que lo de la lectura virginal habría de referirse más a libros complejos en los que un exceso de datos pudiera turbar un poco la capacidad de captación, pero LA CARTUJA DE PARMA es algo así como el extremo opuesto a un libro complejo.

Faulkneriano decía que no lo recordaba, yo tampoco por que hace mucho que lo leí, pero es de esos libros, de los que uno recuerda bien, no la trama, que no sabría reproducir ahora, pero sí, las sensaciones de estar leyendo algo en lo que predominaba por encima de todo la acción, en el mejor sentido de la palabra, no simples peleas o carreras de acá para allá. Dicha acción, a veces podía ser un poco pasiva, como en el encierro en la celda de la torre; pero incluso en esos momentos te mantenía enganchado. Ese es mi recuerdo. Y es muy distinto del que me produjo ROJO Y NEGRO, que tengo mucho más reciente, pero que no fue ni la mitad de bueno en el sentido de que su acción, que también la tenía, me pareció mucho menos adictiva. Ya constaté, cuando escribí la reseña, que nadie compartía conmigo esa opinión, pero tampoco ha sido la única ocasión en que se ha dado una circunstancia parecida.

No sé, si en lo de recelar de la INFORMACIÓN, pudo influir el principio de la novela y todo ese preludio a la historia de los protagonistas basado en la batalla de Waterloo.

@Tharl hace 12 años

Hola!
Gracias por la re-bienvenida Faulkneriano, yo también echaba de menos la web :)

Sedacala, precisamente por eso es tan adecuado en la Cartuja... lo que digo, porque es un libro que no necesitas una gran cultura literaria para verte atrapado por él, por su sentimiento, por su acción y disfrutar. Es más, como te pongas las gafas de pasta y quieras encontrar todo lo bueno del libro, y te centres tanto en su frio análisis, en disfrutar la calidad, entonces, es fácil que lo que estés haciendo es poner barreras entre ti y la obra y con eso impedir lo mejor que esta tiene: su impacto en el lector, cómo le atrapa, cómo le lleva por el sXIX, por Italia, por las emociones, por todo un mundo fabuloso. De todas maneras es una reflexión de la que se puede estar más o menos de acuerdo, pero que no busca el debate y menos la persuasión. A mi me sirve, porque hace de mis lecturas más satisfactorias, las siento más cuando las leo como lector virgen que como falso aprendiz de literatura y/o escritor. Cada uno tiene su forma de leer, para cada uno la lectura es una cosa, y todos disfrutamos a nuestra manera.
Tal vez a alguien como yo le sirva mi reseña de consejo. Yo lo habría agradecido. Para disfrutar de cualquier obra artística considero fundamental estar relajado y con la mente en blanco, empática, lo que no significa que el resto de las lecturas de uno no vayan a –inevitablemente- influir en su lectura de forma automática.
Yo con este libro, tenía una edición malísima de la Cuesta Moyano (la más barata que encontré) y se me hacia rara la traducción, asique la cambie por otra edición en una biblioteca, y luego por otra de Cátedra que fue la que me gustó. Y en efecto, creo que es mucho más fructífero en las ediciones de Cátedra leerse primero el contexto y dejar el análisis siempre para el final. Precisamente por eso me gusta escribir reseñas -las publique o no- porque me obliga a hacer, una vez disfrutada virginalmente la obra, un repaso más literario y analítico en el que descubro nuevas cosas una nueva dimensión o simplemente recapitulo sensaciones que harán que disfrute mis próximas lecturas aún más, y me definirán como lector.
Es entonces, una vez leída la obra virginalmente, cuando considero adecuado pensar en el “tamaño” y en las comparaciones, hasta entonces, mejor gozar de la lectura.

*no es el exceso de información lo que considero negativo en sí, sino la actitud hacia la lectura.

@Faulkneriano hace 12 años

¡Salió, salió lo de gafapasta! El palabro me hace mucha gracia. Lo echaba de menos en esta página.

@Tharl hace 12 años

=) =)

frikipedia.

@Poverello hace 9 años

Pues llegó el día cruel, al menos para mí, aunque era obvio que habría de llegar tan de improviso como un mal resfriado. ME DECEPCIONÓ UN CLÁSICO.

Podría argüir en mi defensa variopintos argumentos acerca de esas ideas sobre el felling obra-lector y demás vainas, pero seré de lo más pragmático y hasta frugal si dijéramos: la historia de los amores y desventuras del joven Fabricio del Dongo y la duquesa me han parecido un auténtico pestiño que me interesaban poco más a nivel argumental que los folletines de una telenovela venezolana. Me ha costado la misma vida avanzar sin leer en diagonal y las únicas motivaciones que me han llevado a no hacerlo de tal modo han sido el empecinamiento personal y repelerme tal forma, así como que Stendhal es Stendhal y su estilo es magnífico y sus personajes muy alejados del estilo romántico, perfectamente elaborados y de una estudiada complejidad.
No voy yo a cometer la tropelía de decir que se nota que el autor escribió tamaño tocho en 53 días, pero desde luego, no sé si por obligaciones con el editor, algo harto probable, y que lo conminara a recortar páginas, hay numerosas elipsis que no me gustan nada, especialmente al final de la obra, cuando de repente, en un punto y aparte, pasan tres o cuatro años.

Tampoco sabía ni demasiado de Stendhal (había leído la magnífica Rojo y negro, que le gustó menos a sedacala, y algunos leves apuntes biográficos) ni de La cartuja de Parma, y no sé si es una virtud o un pecado, pero el caso es que la lectura no ha resultado placentera a pesar de sus logros literarios, que no pongo en entredicho. Y la cartuja sale de milagro en las últimas páginas: ¿alguien más docto me podría explicar por qué se llama la cartuja de Parma sin forzar el análisis?

Pues eso, que ya me he hecho mayor: me esperaba bastante más de un clásico. Yuhuuuuuuu.

@Tharl hace 9 años

Recuerdo poco de la novela. Las escenas de guerra al comienzo, auténtico embrión de las de Guerra y Paz y, por lo que supe después, una auténtica revolución literaria en cuanto la forma de narrar batallas. El personaje fascinante de Fabricio, un mimado desorientado con sueños románticos que, desde una mirada retrospectiva, me parece tratado con cierta ironía. Y el personaje de la condesa, que recuerdo en menor grado, como un personaje fascinante por su fortaleza y trágico.

Es una novela que quiero releer. A nadie se le escapa que, en su momento, no debí realizar una lectura demasiado fecunda. Pero me gusta Stendhal. Fabricio y, especialmente, Julian Soler, me absorbieron bien jovencito, y eso no se olvida.

@sedacala hace 9 años

Hola Poverello. ¿Por qué un 7 si has llegado a manejar la nefanda lectura diagonal?

Pero buen, eso es una anécdota, la cuestión es que no te ha gustado nada” La cartuja de Parma” (En Parma no existe tal Cartuja). El caso, desde mi punto de vista, es resaltar los misteriosos pareceres con que recibimos unos y otros las mismas obras. Cuando he leído tu comentario no he podido menos que identificarlo, como veo que recuerdas, con las mismas sensaciones que tuve yo cuando leí “Rojo y negro” espero que ahora comprendáis un poco, sólo un poco, con que talante leí yo las tribulaciones de Julien Sorel. Y sin embargo, ¡las de Fabrizio del Dongo me entretuvieron muchísimo! No sé si voy a tener que concluir que estas cosas puede ser que dependan de donde esté la luna cuando empiezas la novela. No, en serio. No creo que hubieras leído previamente que “La Cartuja de Parma” era otra cosa que un libro de aventuras, porque eso es lo que es. Y si tu ánimo no estaba para libros de aventuras, pues… apaga y vámonos. En cambio, yo empecé Rojo y negro creyendo que también era un libro de aventuras, y no lo es. Es, más bien, un libro de intrigas.
En fin, no te apesadumbres porque no te haya gustado un clásico, a mí eso me ocurre con harta frecuencia. Y si ocurre, ocurre. No hay porque ocultarlo. Mi lista negra es tremenda, empezando por Los novios, que es de más o menos las mismas fechas que La cartuja…, pasando por un tal Frank…, en fin no voy a hacer aquí una lista, sólo te digo que no hay para tanto, es normal. Saludos.

@Poverello hace 9 años

Reconozco los méritos de la Cartuja y de Stendhal en general, de manera particular a nivel de su influencia en la historia de la literatura y especialmente del paso del romanticismo al realismo. Tal y como comentas, Tharl, su enfoque de la batalla de Waterloo fue una vuelta de tuerca a la hora de descripción y crudeza.

Sorel me entusiasmo y Fabricio bastante menos, por ser fino, y aunque conmparto contigo, sedacala la idea de que el provecho que se saque de una lectura depende en buena medida de las expectativas en este caso no me veo reflejado. No sabía absolutamente nada de La cartuja y, digo más, menos mal que no me esperaba un libro de aventuras proque si no me hubiese aburrido aún más soberanamente. Ivanhoe o Huckleberry Finn son libros de aventuras, a mi La cartuja me parece más un folletín, aunque sea cierto, como comentabas, que la acción es sin duda mucho más efectiva en esta que en Rojo y negro.
Por otro lado, no acierto a comprender (a menos que sean exigencias del guión) que un escritor de la talla de Stendhal al explicar el plan para la posible fuga de la cárcel de Fabricio, éste se cuente hasta tres veces y casi de la misma manera por parte de diferentes personajes: la amante, la duquesa y creo que el conde. Y cosas similares suceden en más ocasiones, como si hubiera sido publicado por entregas, y en el mismo capítulo.

Lo del 7 es que intento no dejarme llevar por la injusticia, y considero de verdad que mi negatividad se debe sobre todo a su consideración de clásico. Lo mismo si abordo la obra sin esa idea le pongo un 8. Rondé incluso el 6, pero honestamente me parecía de lo más sangrante reconociendo como lo hago su gran valor en la historia de la literatura y el magnífico estilo de Stendhal.