¿ HISTORIAS PARA NO DORMIR ? por Hamlet

Portada de DENTRO DE LA NOCHE

Pues realmente no lo sé. Eso dependerá de la sensibilidad y susceptibilidad de cada lector. Lo que está claro es que los 11 relatos que Eduardo González nos ofrece, en ésta su opera prima, incitan a cierta reflexión y requieren de la participación activa del que los lee para interpretar lo narrado.

Cada una de las historias, que consta de unas seis páginas aproximadamente, presenta una misma estructura, que confiere cierta unidad, además de temática, a la obra en conjunto. Cada una de ellas empieza con un personaje, situado sobre un fondo blanco, que habla directamente al lector, para empezar a contar un suceso extraño que le marcó irremediablemente y que sucedió por la noche. A continuación, pasamos a ver directamente lo sucedido. Preciso. Quizás no eso tan esquivo para los humanos que es “lo sucedido”, si no la vivencia subjetiva del sujeto narrador, en este caso, el personaje que inicia el relato, pero narrada desde un punto de vista externo, objetivo por decirlo de alguna manera. Luego, volvemos a ver al mismo protagonista, sobre fondo blanco, concluyendo su historia con más palabras de su propia boca. Y, pasado esto, viene lo más interesante desde el punto de vista narrativo y de sentido de lo sucedido: aparece un segundo personaje, a modo de epílogo, que está relacionado con la narración anterior y que añade una información o explicación que trastoca y altera lo explicado o conocido hasta ahora por el lector. Ese epílogo, además, también cuenta con algunas viñetas “objetivas”, donde se ve lo acontecido directamente, en sintonía con lo explicado con este nuevo personaje. Para concluir, González, al final de cada historia (doble historia pese a ser la misma ) ilustra a los dos personajes que han contado la historia, juntos y en silencio. Lo hace de tal manera que sus posturas y expresiones aportan más pistas sobre la relación habida entre ambos y sobre el sentido de la historia, pasando a constituir un perfecto broche para cada una de ellas.

En este sentido, Eduardo González, ha encontrado una estructura narrativa muy adecuada para sus fines; una estructura que potencia muchísimo lo narrado, hasta el punto que sus historias posiblemente no tendrían interés sin ella.

El problema de la obra no radica aquí, si no precisamente en las historias en si mismas y en lo que estas provocan o, siendo más precisos, en lo que en algunos casos no provocan.

Quim Bou, en su excelente prólogo a “Dentro de la noche”, habla de miedo para referirse al elemento fundamental de la obra, pero tal y como yo lo veo, y que de alguna manera él también apunta, estas historias persiguen más la inquietud y desconcierto en el lector, el asombro con un cierto regusto a misterio, que el miedo en estado puro. El autor parece dirigir sus recursos a dejar perplejo al lector, incitándolo a revisar lo leído, en busca de nuevas pistas que hagan del todo comprensibles las historias, de modo que las sitúen entre las tranquilizadoras paredes de lo racional, de lo explicable, de lo fácilmente entendible. Pero Eduardo González en eso se muestra inquebrantable, para fortuna del lector, ya que mantiene ese toque críptico a lo largo de toda la obra, como demuestran esos silentes finales donde los protagonistas se reúnen, y donde tanto se dice sin hacer uso de la palabra.

Esta, para mí, es la principal riqueza e interés de este cómic, su atrevida e interesante propuesta. Ahora bien, como ya antes insinuaba, la obra tiene un problema y es la irregularidad. Mientras que hay historias que funcionan francamente bien, como “Arte” o incluso la divertida y sorpresiva “La reunión”, hay otras que son más bien flojas. Están bien narradas pero al argumento le falta fuste. Algunas de ellas, como “La ronda”, pese a ser una ejemplar utilización de las posibilidades del comic, no deja de suponer una pequeña vuelta de tuerca más a lo que ya se había visto en películas como “Los otros” o “El sexto sentido”, por poner dos ejemplos cinematográficos conocidos por todos.

En cuanto al dibujo, González dota a sus personajes de una variedad de expresiones y gestos en las viñetas monólogo que los hacen además de verosímiles muy humanos, y que contribuyen a la narratividad de la secuencia. En los otros tipos de viñeta, las de escenificación, donde todo está matizado por unos grises muy adecuados y trabajados, muestra también su habilidad para el dibujo y la composición de viñetas. El resultado es una obra suficientemente atractiva desde el punto de vista gráfico, que cumple, sin llegar a ser nada del otro mundo, y en la que la ilustración se subordina a lo narrado, consiguiendo un estilo bastante funcional y correcto.

Resumiendo, “Dentro de la noche” es una obra que se lee con agrado, resultando amena e interesante por momentos y algo floja, o estereotipada, desde el punto de vista argumental, en otros. Un comic más interesante por el cómo se cuentan las cosas que por lo qué se cuenta, o lo que es lo mismo, más interesante por la forma que por el contenido. Al menos esa es mi opinión.

Escrita hace 12 años · 4.3 puntos con 4 votos · @Hamlet le ha puesto un 6 ·

Comentarios