LAS PASÉ "PUTAS" (CON PERDÓN) por Poverello

Portada de SANTUARIO

Casi con toda certeza corría el verano del año 1997. En una de mis pajas mentales de juventud, rebuscaba en la biblioteca de mi madre algún librito de esos cómodos y sencillos de leer para pasar la tarde. En uno de los anaqueles -ni mucho menos a la altura justa de la vista cual nefasto ejercicio de marketing-, al lado de algún otro título de la misma colección, de cuyo nombre no quiero acordarme, y en una cuidada edición de tapa dura azul oscurísimo leo: Santuario, grabado con hermosas letras doradas, y justo debajo el autor: W. Faulkner. Supongo que, debido a que mi profesor de COU era algo "frikie", me llamó la atención el nombre por habérselo escuchado, probablemente más que de pasada, en alguna de sus clases y ni corto ni perezoso me dispuse a pasar mi "agradable" tarde de lectura. Sólo quien haya leído a Faulkner será capaz de comprender la ardua empresa que estaba apunto de acometer -y se estará tronchando de la risa-.
Yo no me reí, las pasé "putas", tanto por el capullo de Popeye como porque a veces ni me enteraba de que habían matado a alguien y me veía obligado a retomar mi lectura páginas atrás mientras me preguntaba por qué me sentía tan inútil. Fueron más de una tarde, como podéis comprender, pero cuando terminé mi vida ya no era igual, y no lo ha sido hasta ahora. Desde ese bendito día, Faulkner -por mucho que renegara hasta el fin de sus días de esta obra que tan sólo escribió "para ganar algo de dinero"- ha condicionado toda mi manera de entender la literatura posterior, incluso para lo malo y lo peor, pues su estilo me ha hecho apreciar como vacuas muchas obras que en realidad no lo son (mea culpa).
Habría que haber leído Santuario antes de que Faulkner decidiera modificarla para no sentirse tan mal... Lo mismo era para cortarse las venas.

Escrita hace 12 años · 4.3 puntos con 6 votos · @Poverello le ha puesto un 8 ·

Comentarios