UN REGRESO MÁS QUE BIENVENIDO por EKELEDUDU

Portada de LA VUELTA DE DON CAMILO

Decíamos al comentar Don camilo que el libro estaba mayormente orientado hacia la comedia, pero que cuando la cosa derivaba hacia lo trágico, Guareschi hacía que esa tragedia al lector le doliera hasta la médula. De alguna manera, aquello, sumado a cierto toque siniestro, viene a notarse más en esta segunda entrega de relatos sobre el famoso cura de pueblo y su singular grey, última entrega, dicho sea de paso, publicada en vida del autor; las restantes fueron póstumas.

Tras un comienzo un tanto desabrido con "Las lámparas y la luz", una segunda historia, "El cerco se quebró", cierra los sucesos iniciados en "Miedo" y continuados en "Sigue el miedo", ambas del volumen precedente. A partir de allí tenemos episodios desopilantes, como los que se narran en "El Koljós", "La carta", "Victoria Proletaria", "La Danza de las Horas" y "La Penitencia" y otros decididamente trágicos, como "Dos manos bendecidas", "Menelik" o "La torre". Este último es particularmente duro al mostrar las dolorosas consecuencias que en niños inocentes pueden acarrear los fanatismos -políticos en este caso- de sus padres. También hay algunos cuentos donde la trama gira hacia lo macabro, como en "El anillo", donde se ve que en todas partes se cuecen habas y que lo espeluznante puede surgir incluso en un tranquilo pueblito a orillas del Po. Incluso hay algunos donde aparecen mezclados con gran habilidad varios de los elementos que el autor sabe manejar, como en "Los espíritus", eminentemente dramático y con un toque sobrenatural, pero al que no le falta alguna pincelada de humor.

Toco ello ciertamente hace de LA VUELTA DE DON CAMILO, en conjunto, un libro muy superior a su primera parte. Sin embargo, se debe resaltar que algunos episodios aislados son muy intrascendentes, aunque por suerte son pocos y, de hecho, yo sólo recuerdo tres episodios así, uno el ya citado "Las lámparas y la luz", al que habría que agregar "Abundancia y Carestía" y "Conseja de Santa Lucía". La inclusión de estos dos últimos son tanto más extraños cuanto que no los protagonizan Don Camilo, Pepón ni ningún otro personaje conocido; y es dudoso que despierten mucho interés en los lectores. Pero el resto de la obra es una pequeña gran joya.

Por supuesto, el estilo sencillo y campechano y a la vez expresivo del primer volumen se mantiene en esta segunda parte, ya que es el más apropiado para libros costumbristas como lo son éstos.

Escrita hace 12 años · 3 puntos con 1 voto · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

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