UN CONTINUO "INCIPIT" por Hamlet

Portada de SI UNA NOCHE DE INVIERNO UN VIAJERO
El autor de esta reseña ha idicado que contiene spoiler, mostrar contenido.

“Estás a punto de empezar a leer una nueva novela de Italo Calvino, SI UNA NOCHE DE INVIERNO UN VIAJERO. Relájate. Concéntrate. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla…”

De esta manera tan inusual da comienzo esta inclasificable novela de Italo Calvino, que por clasificar uno colocaría en el indefinido cajón de sastre de las novelas experimentales, propias de una postmodernidad floreciente y atrevida prolija en transgresiones y rupturas respecto a las convenciones y cánones.

Varias cosas se pueden apreciar ya en este curioso principio. Una: que la narración habla directamente al lector, de una manera directa, indisimulada, haciendo mención, de paso, a sí misma en tanto que obra literaria y alertando, ya desde el comienzo, que no es una novela al uso. Dos: que la novela establece una serie de exigencias a su lector, orientadas básicamente a captar su total y exclusiva atención. Es decir, que ya desde un comienzo se alude a dos de los puntos cardinales que servirán para ir orientando a un lector que de no seguirlos o captarlos se irá desorientando cada vez más en el mapa narrativo que se ofrece a lo largo de sus 267 páginas. Pero que nadie que tenga la pretensión de leerla se preocupe. Aún teniéndolos en cuenta la desorientación es inevitable. Es más, ese desconcierto constituye uno de sus encantos y no impide en absoluto su disfrute y provecho. Incluso se diría que es una de las pretensiones o exigencias de su autor.

“Si una noche de invierno un viajero” es una novela, como se puede intuir desde su principio, que habla de la afición de leer novelas, del que las lee (o sea el lector), de sus experiencias, de su condición y de muchas cosas más, algunas de las cuales mencionaré más adelante. También es una novela, como también se intuye y advierte en su inicio, difícil de leer, en el sentido que requiere relajación, máxima concentración, y suma atención por parte de aquel a quien va dirigida. O sea que aquellos que gusten de lecturas fáciles, rápidas e irreflexivas, casi mecánicas, tan explicitas que no den lugar a la interpretación o al esfuerzo por captar un sentido, que se olviden de ella porque no será de su agrado.

¿Pero de qué va exactamente “Si una noche de invierno un viajero”? ¿Cuál es su argumento?

Su argumento de forma resumida es el siguiente: es la historia de un Lector que comienza la lectura de la última novela de Italo Calvino, “Si una noche de invierno un viajero”, cuando al finalizar el primer capitulo descubre para su desesperación que los restantes capítulos son idénticos ya que, como le informaran en la tienda posteriormente, ha habido un error de impresión. Para su sorpresa descubrirá también que el capítulo que leyó y que captó su atención, dejando suspendido su interés por ver como continuaba, pertenece a otra obra llamada “Fuera del poblado de Malbork” y a otro autor, un polaco llamado Tazio Bazakbal. Así comenzará un largo periplo que le llevará a la lectura de diez capítulos de diez novelas diferentes, con diez autores diferentes, y que por distintos motivos siempre quedarán sin continuación. En esta aventura literaria, en un sentido más amplio del habitual, también conocerá a la enigmática y fascinante Ludmilla, una memoriosa lectora, y a otra serie de esquivos personajes, como Marana, un traductor y falsificador de textos, amante de las novelas apócrifas y ex-amante de Ludmilla. Toda una aventura donde el Lector (personaje) y el lector (empírico, o sea nosotros) son zarandeados sin compasión hasta el final, moviéndose por escenarios, de sobra conocidos por aquellos a los que nos gusta leer, tales como una librería, el apartamento y biblioteca particular de una lectora, una universidad, una editorial, una biblioteca un tanto especial, etc. Eso sí, mostrados como nunca los habíamos visto, o pensado que para el caso es lo mismo.

La novela está estructurada siguiendo una esquema de reiteración continua y doble que nos lleva a leer por un lado lo que le pasa al Lector (que se pretende nosotros en aquellos pasajes escritos en segunda persona) y por otro lo que éste (y también nosotros) lee, estableciendo así una dinámica que no por repetida estará exenta de sorpresas.

Hasta aquí su argumento y la estructura de sus capítulos pero, como decía antes, ¿de qué va “Si una noche de invierno un viajero”?

Pues bien, en gran medida es el fruto de llevar a sus últimas consecuencias el deseo de Calvino de escribir diez novelas “apócrifas”. Es decir, novelas que pese a estar escritas por él están escritas como si no fuera él su autor, jugando al escribirlas con la idea de imaginar a diez autores diferentes a sí mismo y entre sí para cada una de ellas. Esta pretensión implica que tanto la temática como el estilo de todas ellas deben ser diferentes, pero aún así suficientemente atractivos para mantener la atención del lector. Y lo consigue, pese a los altibajos. Altibajos que después de pensarlo me parece que son insalvables hasta para el mejor de los escritores porque, por un lado, es imposible que todos los capítulos siendo tan diferentes gusten lo mismo, como no todos los autores gustan lo mismo, ni siquiera las obras de un mismo autor; y por el otro, porque la extrema desorientación y aparente inconexión entre ellos en varios momentos pueden conducir al abandonó. Al menos a mí me pasó, pero por suerte no abandoné definitivamente (conozco gente que sí lo hizo). Y digo por suerte, porque una vez concluida, e incluso en momentos durante su lectura, uno tiene la sensación de estar leyendo fragmentos de un desorganizado conjunto reunido en forma de novela, que pese a todo tiene una unidad y un sentido, aunque sea lúdico. No por casualidad el caleidoscopio es un objeto central en uno de los capítulos.

Pero eso no es lo más importante. No lo es, porque los pasajes y consideraciones que ofrece acerca de la condición de lector y la lectura en general son cautivadores. Las experiencias literarias que produce o reproduce, rememora, analiza, introduce, o sencillamente hace conscientes para los más despistados, son cuanto menos interesantes y cuanto más fascinantes. Y todo ello se puede disfrutar y apreciar pese a no captar un sentido unitario, coherente, y definitivo a la totalidad de la obra.
Pese a la artificiosidad de su construcción es una novela que engancha cuando uno se relaja, se concentra, y goza de los detalles, de los fragmentos, reflexionando sobre ellos, pero sin desesperarse, dejando a un lado ese sentido final y clarificador, omnicomprensivo, que tenemos por costumbre exigir.

En un momento de la obra está escrito: “El estímulo de la lectura me es indispensable, y de una lectura sustanciosa, aunque sólo consiga leer unas cuantas páginas de cada libro. Pero ya esas páginas encierran para mí universos enteros, a cuyo fondo no consigo llegar.”

Este, para mí, es el espíritu con el que hay que enfrentarse a esta lectura y el motivo de que haya quienes no la acaben.

Toda la novela desprende un aroma que me recuerda al Borges más laberíntico, al Cortazar más rompedor, al Javier Marías de esa joya llamada “Negra espalda del tiempo”. Es decir, que desprende ese aroma a novedad y extrañeza que repele o atrae, según el lector, pero que no deja nunca indiferente.

Se palpa también a lo largo de toda el libro que Calvino, además de un gran escritor, es un gran lector. Resultan deliciosas y sustanciosas sus alusiones a un sinfín de experiencias concretas y conocidas, o reconocidas, comunes, a todos aquellos aficionados a la literatura.Pero eso no es todo, porque aunque el lector sea el centro y motor de su novela, sus consideraciones van más allá, alcanzando también a los escritores y a todo aquello que orbita en el cosmos literario.

“Si una noche de invierno un viajero” ofrece un continuo incipit (inicio) de historias que se insertan en una historia superior que tiene un inicio, una continuidad y un fin, y de las que ellas son solo piezas. Esa historia superior, que como si de un exoesqueleto se tratara da unidad a todos las historias inconclusas, es la del Lector-personaje.

En un momento de la novela un personaje, que podría ser y en realidad es Calvino, dice textualmente:
“La fascinación novelesca que se da en estado puro en las primeras frases del primer capítulo de muchísimas novelas no tarda en perderse al continuar la narración: es la promesa de un tiempo de lectura que se extiende ante nosotros y que puede acoger a todos los desarrollos posibles. Quisiera escribir un libro que fuese sólo un incipit, que mantuviese en toda su duración la potencialidad del inicio, la espera aún sin objeto. Pero ¿cómo podría estar construido, semejante libro? ¿Se interrumpiría después del primer párrafo? ¿Prolongaría indefinidamente los preliminares? ¿Ensamblaría con otro, como LAS MIL Y UNA NOCHES?”

Esta novela es la respuesta a estas preguntas.

*Para aquellos que necesiten una explicación total que dé un sentido final a todo lo leído decirles que lo olviden. El mismo Calvino no lo tiene. Él mismo reconoce que se hizo resúmenes y esquemas, exclusivamente para aclarárselo a sí mismo, pero que aún así no lograba cuadrarlo al cien por cien. De hecho explica lo siguiente:
“Fue entonces cuando le di a leer el libro al más sabio de mis amigos a ver si conseguía explicármelo. Me dijo que en su opinión el libro avanza mediante sucesivas cancelaciones, hasta la cancelación del mundo en la “novela apocalíptica”. Esta idea, y la simultánea relectura del cuento de Borges “El acercamiento a Almotásim”, me llevaron a releer el libro (ya acabado) como la que habría podido ser una búsqueda de la “verdadera novela” y al tiempo de la actitud justa hacia el mundo, donde cada “novela” empezada e interrumpida correspondía a un camino descartado. Con esta óptica el libro venía a representar (para mí) una especie de autobiografía en negativo: las novelas que hubiera podido escribir y que había descartado, y a un tiempo (para mí y para los otros) un catálogo indicativo de actitudes existenciales que conducen a otros tantos caminos cortados.”

Mucho más podría decirse sobre esta sugerente novela pero ya me he extendido demasiado. Espero que todo lo dicho anime a alguien a leerla pero espero más, que si alguien la lee, le anime a concluirla.

Escrita hace 12 años · 4.8 puntos con 10 votos · @Hamlet le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 12 años

No creo que sea un spoiler, Hamlet, tu estupenda reseña. Es más, yo diría que no hay spoiler que pueda arruinar una novela como esta. De cómo un escritor con treinta años de carrera literaria puede reinventarse: es un gozo ver cómo la madurez no está reñida con el experimentalismo y cómo éste no ahoga la fruición de cualquier lector inteligente. El año de publicación es importante: 1979. Los años 70 se permitían ir más allá de la pura narratividad que ahora impera. Y así nos va... Un hurra por Calvino.

@Hamlet hace 12 años

Completamente de acuerdo con lo que expresas de Calvino. Sobre lo del spoiler yo tampoco lo consideró. De hecho, debí darle por error a la pestaña, ya que me enteré por Sara. Ya le he enviado a Angelillo un mensaje por si puede quitar la indicación de spoiler. Un saludo y gracias.

@sedacala hace 11 años

Hamlet, acabo de leer tu reseña y me ha parecido que es la mejor reseña que hasta ahora había leído en SdL. Por supuesto lo del spoiler es una tontería; nunca un comentario que desvela detalles de un argumento, fue más oportuno que este lo es aquí. Realmente, has hecho una sinopsis cuya lectura es absolutamente necesaria, o más aún, imprescindible. Digo y repito que es la mejor reseña que he leído, por que cubre todos los objetivos que debe cumplir una reseña: es clara, a pesar de tratar temas que no lo son; expresa una opinión de manera inequívoca; no deja cabos sueltos que planteen dudas al lector, y está escrita con una prosa absolutamente eficiente. ¿Qué más se puede pedir?, pues sí, se le puede pedir, haberla leído antes; pero, de eso el autor no tiene ninguna culpa, que es toda del lector, que soy yo, y que tenía que haber reparado antes en ella. El caso es que tampoco yo tengo culpa, ya que no podía imaginar que en mi paseo por la biblioteca, iba a posar mi mirada en esta novela, a tomar la decisión de leerla, y ya, una vez cogida en préstamo no tenía remedio. Vamos, que la auténtica responsabilidad de haberla escogido antes de leer tú reseña es de Faulkneriano, que tuvo la desfachatez de recomendármela, aún a sabiendas de que difícilmente podría gustarme sabiendo lo que ahora sé después de haber leído tu excelente texto. De manera que no mando la novela a la porra, ya directamente, por dos razones; una es, que en las diez o doce páginas que he leído, he observado, como ya hice en EL BARÓN RAMPANTE, que la prosa de Calvino es muy fácil de leer, es un escritor al que no cuesta entender. Por lo tanto, si aquí no se le entiende por momentos, como avanzas en tu reseña, es por lo enrevesado del asunto, no por su retorcimiento verbal; esto me alivia un poco. La otra razón, es que el asunto se me ha planteado como un reto y a mi los retos me gustan como ya habréis observado viendo como elijo a menudo leer cosas que sé que me van a resultar difíciles. Así que, Faulkneriano, no me olvido del embolado en que me metiste; pero, como por lo que se ve, soy un poco masoquista, no me importa, te lo perdono. Eso sí, no te disgustes luego cuando en alguna reseña futura ponga el libro a parir.

Naturalmente Faulk, todo esto lo digo, sin acritud, como decía uno que yo sé.

@Hamlet hace 11 años

Muchísimas gracias por el inmerecido halago, Sedacala, que haces sobre mi reseña. Te agradezco mucho tus palabras y más cuando, ya lo sabes bien, soy un devoto incondicional de las tuyas, siempre rigurosas en el análisis, informadas y perfectamente escritas. Siempre, éste mas o menos de acuerdo o no con ellas, aprendo algo y me descubres una nueva mirada sobre la obra comentada o sea que semejante halago provenga de ti me hace doble ilusión.

Cambiando de tercio, me alegro que te hayas lanzado a leer está atípica novela, siguiendo la recomendación de Faulkneriano. Vaya dos estáis hechos. jeje A mí está novela también me vino recomendada por...¡Kinsey! , a la que se lo agradezco desde aquí.

Y sí tienes que poner a parir el libro no lo dudes. Yo estaré ahí para leer atentamente tu reseña, y Faulkneriano, y los otros de estupendos compañeros de andanzas literarias de la página seguro que también. Por supuesto, tendremos una vez más el debate servido. jeje Y que no nos falte nunca!!

Un abrazo amigo y ,de nuevo, gracias por el halago que no merezco. Me alegro que hayas disfrutado de la reseña y espero que lo hagas también del libro.

@Faulkneriano hace 11 años

Oído cocina.