¿A QUIÉN AMA CADDY COMPSON? por _567_

Portada de EL RUIDO Y LA FURIA

William Faulkner, todo un personaje en sí mismo, admiraba a Joyce y por extensión a su “Ulises”, esa obra inmortal que a mí personalmente me parece tan tremendamente sobrevalorada como difícil de analizar, podría decir que al igual que la que nos ocupa pero intentaré matizar el pensamiento. El ruido interior que he sentido al terminar la novela, con esa cabezonería que igualmente me hizo terminar la otra, tan solo representa un leve murmullo de aprobación ante la furia que siento al cerrar la contraportada, digamos que me esperaba algo más, solo un poquito más, y esto viene a cuento de la explicación del propio autor sobre la ausencia de voz propia para el personaje de Caddy: “No saberlo todo seguramente es más indicativo de la realidad, el hombre nunca conoce toda la verdad, por tanto, es imposible lograr el realismo absoluto”.

Después de leer el excelente análisis, con su ejercicio técnico y traductor correspondiente, que se marca Mª Eugenia Díaz Sánchez para Ediciones Cátedra (2001), que es el ejemplar que saqué de la biblioteca municipal de mi barrio y que iré a devolver cuando termine esta reseña, uno entra en el libro con unas ganas tremendas de disfrutarlo pero casi todo se diluye en agua de borrajas y se pierde en la inmensidad del Yoknapatawpha (Faulkner denomina así a esa región imaginaria donde discurren muchas de sus novelas y cuyos límites no solo corresponden al río Missisipi, sino también a todo el condado de Lafayette, incluida la ciudad de Jefferson donde transcurre la acción de esta obra), a pesar de algún momento realmente bueno en el desarrollo de la trama y otros recursos literarios que el autor utiliza durante el trayecto, unas brillantes metáforas, por ejemplo, además de un caótico puzzle del que, como vuelvo a insistir, se permite guardarse la pieza fundamental: la de Caddy Compson.
Importante también indicar un dato, para quién pueda interesarle su lectura, a mí me cogió desprevenido al respecto: la novela se divide en cuatro capítulos o secciones, cada una con una fecha corresponden a un día especial entre los individuos de la saga que el autor, en una elección muy arriesgada, considera los apropiados para hacer avanzar su obra a golpe de flash back. A saber:

A. 07/04/1928 – Benjy
B. 02/06/1910 – Quentin
C. 06/04/1928 – Jason
D. 08/04/1928 – Dilsey

• Benji es el benjamín de la familia, retrasado mental para más señas, lo cual hace del capítulo A un inicio tremendamente difícil, ya que Faulkner comienza la narración desde el día en que cumple 33 años y se relata desde la perspectiva de una mente de 4 años. Las dificultades del texto estoy seguro de que no se superan en una primera lectura, de ahí que posiblemente cambie mi opinión si en un futuro vuelvo a releerlo, es mí capítulo preferido.
• Quentin es el introvertido de los hermanos, lleva la reflexión de cualquier minucia hacia límites insospechados, todo eso le crea un conflicto interior de tales dimensiones que personalmente no me extraña el final que el destino le depara. El capítulo más complicado de seguir, lleva lo sesudo hasta límites insospechados.
• Jason es un personaje grotesco, egoísta sin ningún tipo de ética y mucho menos de moral. Uno de esos villanos, marca de la casa, que salen de la pluma de Faulkner en otros escritos. Aquí desaparece la “poesía metafísica” de los dos primeros capítulos y aparece la prosa más pausada del autor. Uff, leve respiro, se le agradece el cambio de estilo.
• Dilsey, es la criada negra de la hacienda. Oír ver y callar. Nacida para servir. Sometida a los designios de su Iglesia, que la anima a sacrificarse por los blancos. Sumisión. Me encanta como Faulkner la trata, ya que como sustituta de una matriarca enferma, la muestra siempre con cariño y una asombrosa caridad hacia todos los elementos de la familia Compson… y de los suyos propios (muy interesantes los personajes del marido Roskus y de uno de sus hijos: Versh). El tema del racismo sureño daría para mucho análisis cuando hablamos de Faulkner, pero aquí solo quería decir que con Dilsey consigue un personaje realmente delicioso.

Todos los hermanos varones tienen su sección privada para “presentarse en sociedad” ante los lectores, todos excepto la única chica de la familia, Caddy, que en mi opinión es el personaje principal de la trama, además sin ninguna duda, ya que revolotea constantemente por la existencia de sus padres, de todos los hermanos, de los criados, de los hijos de los criados, de otros personajes externos (pocos hay en el asfixiante mundo cerrado de los Compson), por supuesto de todos los lectores, y me atrevo a decir que del propio Faulkner, que hace girar toda la esencia de la trama en torno a su figura. Me quedan preguntas sin respuesta, muchas, debidas a mi incapacidad para entender la novela en toda su extensión, eso puedo admitirlo sin ningún tipo de remordimiento o vergüenza. El ruido no me ha llegado de la manera que el autor pretendía, pero si el sutil sonido que el fluir de las letras por la sangre turbia del Yoknapatawpha hace llegar hasta mis sufridos pabellones auditivos. Furioso conmigo mismo por no haberla entendido bien, estoy convencido de ello, sí, pero en todo caso encantado de haber descubierto esta novela ahora, en este momento.

Escrita hace 12 años · 4.3 puntos con 8 votos · @_567_ no lo ha votado ·

Comentarios

@nikkus2008 hace 7 años

Krust, amigo... estoy en la segunda parte... ¿que diablos significa todo esto?: "¿Tienes una hermana No pero son todas unas zorras. Zorra no durante un segundo pero ella permaneció en la puerta Dalton Ames. Dalton Ames. Dalton Camisas. Siempre creí que eran color caqui, como las del ejército, hasta que vi que eran de gruesa seda china o de la más fina franela porque le hacía la cara tan morena y los ojos tan azules. Dalton Ames. Sólo que carecía de clase. Guardarropía teatral. Papier-maché, toca. Ah. Absestos. Ni siquera bronce. Pero no le verás en casa."

¿Vos entendiste todo, parte por parte o alguna que otra la dejaste pasar?... yo contrra esto no puedo.... no HOY al menos...