LA REALIDAD DE LO ONÍRICO por FAUSTO

Portada de RELATO SOÑADO

Compré este libro por la estupenda adaptación del genial Kubrick hizo en su última película: “Eyes wide shut”.

Gran novela, o mejor dicho relato corto. No solo es un buen retrato psicológico de un médico de clase más bien alta, también es una estupenda trama de misterio, intriga y aventuras, con un toque de erotismo y surrealismo. Una gran meditación sobre los aspectos más corrientes y excitantes de la vida.
En un matrimonio feliz unas confesiones inocentes sobre seducciones de ambos, hace que Fridolin medite sobre la felicidad, el amor, la familia, la fidelidad y la atracción sexual.

En una noche aventurera, caótica y extraña se encuentra con varios personajes peculiares (los recuerdos de juventud, el valor, el riesgo, la muerte, la locura, la pasión, están siempre presentes), donde llega a una reunión libertina, secreta y prohibida. Allí conocerá el peligro, el amor y el sacrifico.
Esta serie de hechos sorprendentes y extravagantes, como los sueños de un delirio, junto con una pesadilla de su mujer (que tiene muchos paralelismos con sus “aventuras”) hacen que cambie su opinión sobre su mujer y su propia vida. Lanzándose a una busca desesperada de: ¿una ilusión o una fantasía real?

Me ha parecido magnifico, que he leído prácticamente de un tirón. Sus numerosas reflexiones sobre este argumento misterioso e inquietante, hacen que sea una narración ágil, interesante y amena, pero con una sensación de querer saber más. Es un final ambiguo y sugerente, donde lo verdadero está íntimamente mezclado con lo irreal.
Lectura cautivadora y recomendable.

Escrita hace 12 años · 4 puntos con 6 votos · @FAUSTO le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@_567_ hace 12 años

No he leído la novela pero la peli me gustó mucho, Kubrick lleva su extremado minimalismo (marca de la casa) hasta extremos insospechados, tanto que como bien sugiere tu reseña llega a traspasar esa delgadísima línea que divide cada uno de esos dos mundos que todos tenemos la suerte de disfrutar: lo real y lo onírico. Practicamente imperceptible cuando se traspasa... con los ojos bien cerrados.-

@FAUSTO hace 12 años

Tienes toda la razón, Kubrick era minimalista en su trabajo. Cuando leí su biografía quedé alucinado de lo meticuloso, riguroso y detallista que era en los rodajes, era casi una obsesión enfermiza (igual que los personajes de Zweig) y poco se diferencia del comportamiento maniático. Posiblemente, en el mundo del cine, ha sido el cineasta con más control, entusiasmo y esfuerzo ha dedicado a sus películas. La parte positiva de este carácter está en la gran calidad de sus obras, y de los más variados géneros, y por el contrario en la escasez de su filmografía.
Y no sólo este dominio insistente por el perfeccionismo era en el plano profesional, era parte de su naturaleza y se dejaba notar en su vida personal y familiar. Todo un temperamento pero un genio.

@Hamlet hace 12 años

Completamente de acuerdo Fausto en lo que refieres sobre Kubrick. De hecho, su carácter de apasionado ajedrecista se trasluce también en su dirección, ya que necesitaba mantener bajo control hasta la última de las piezas de su producción. Algo así como si fuera una partida de ajedrez donde cada movimiento, incluso el aparentemente más trivial, es esencial para conseguir la victoria. De hecho, supervisaba hasta los doblajes que se hacían de sus películas (no entiendo que debió tomarse el día que acepto la de Verónica Forqué en “El resplandor”).
Por otro lado era un obsesivo cinéfilo. En una declaración dijo que un buen día era aquel en el que podía ver dos películas. Son célebres sus continuas visitas a la filmoteca. Es más, estoy convencido de que aparte de su talento natural es su gran conocimiento de la historia de la cinematografía la que ha hecho que muchas de sus películas sean obras maestras tan diferenciadas entre sí. Pareciera que se sintiera impelido a después de haber estudiado todo el bagaje de un género o estilo hacer su propia aportación maestra.
Sobre Schnitzler decir que me ha gustado tu reseña y que lo tendré en cuenta. De él, solo he leído un pequeño relato titulado “El susceptible. Una historia burlesca” y me encantó. Así que tendré que perseverar en su conocimiento. Lo conocí, de hecho, a raíz de las prodigiosas y provechosas memorias de Stefan Zweig, “El mundo de ayer. Memorias de un europeo”, al que mencionas en tu comentario por otro motivo.

Un saludo!

@FAUSTO hace 12 años

Muy acertada tu observación sobre el ajedrez. Fue, junto con la lectura, la fotografía y el jazz, una de sus pasiones juveniles. Según el mismo dice, el ajedrez le enseñó a controlar las emociones y a reflexionar cuando crees tener en la vida una “buena jugada”, y lo mismo cuando se tiene problemas. A veces, en los rodajes aprovechaba para echar alguna partida. Shelley Duwall comentó sus partidas en el rodaje de “El resplandor”, donde Kubrick siempre le daba ventaja, incluso le ofrecía la dama, y aun así ganaba. El otro caso famoso del cine en relación con este juego (deporte, ciencia o arte) es Humphrey Bogart. Se cuenta que en los tiempos más difíciles jugó por dinero en los parques de Nueva York. Tenía una memoria prodigiosa, que no solo le ayudaba para jugar al ajedrez, le bastaba con leer el guión de una película una vez para saberse su papel. Las escenas de ajedrez que se ven en “Casablanca” se deben a las “sugerencias” del actor.

El doblaje de “El resplandor” es un desastre, quita vistosidad a la película. Otro caso parecido para mí, aunque no tan drástico, se padece en “Barry Lyndon”. Una película impecable y bellísima estéticamente hablando, con una buena historia sobre todo en la primera mitad, donde la voz doblada de Ryan O’Neal deja mucho que desear.

Sobre su cinefilia, bueno yo lo denominaría “cinefagia”. Es legendaria su voraz pasión por el consumo de celuloide, afición que llevó hasta su muerte. En una entrevista dijo: “Trato de ver todas las películas que se hacen… Las películas de las que puedo conseguir una copia prestada me las paso en casa, y de las que no, voy al cine a verlas. Pero trato de verlo todo.” Y no parece que hablase en broma o sea una exageración.
Hay innumerables temas fascinantes y curiosidades de este director, como el concienzudo estudio de cientos de libros para documentar un proyecto sobre Napoleón (parejo con Kubick en la megalomanía), desde los gustos culinarios hasta el tiempo que hacía en una batalla precisa.

Y sobre Schnitzler, me pareció un autor muy interesante. Parece que tuvo alguna relación con Freud, y algo se nota su influencia en la novela. Desde luego intentaré leer más de este autor. Apunto el relato que comentas.

Saludos.