AMOR EN TIEMPOS DE LECTURA por Tharl

Portada de EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA

“El amor en los tiempos del cólera” es especial. Tiene un algo. Un tratamiento del amor y del tiempo único. Un estilo atemporal, repleto de ternura y realismo, que forman la magia del estilo y le dan el paradójico nombre de “realismo mágico”.
Esto hace que el primer contacto con el estilo -en el primer capítulo/parte del libro- sea una experiencia maravillosa. Te descubres en balsa paseando por el lago del tiempo, por las aguas de una historia, de dos vidas con corrientes cruzadas; cada golpe de remo de las palabras es suave, y levanta en espuma un atisbo de la vida de los personaje, a veces de los dos protagonistas, otras veces de otros, pero siempre con el mismo estilo lleno de vida y ritmo; notas cómo la balsa lleva una discreta dirección y aunque las aguas están en calma sus corrientes subacuáticas hacen que el tiempo se revuelva y dance mezclando pasado, presente y futuro, pues la travesía tiene un único objetivo y es descubrirte poco a poco las personas - Marquez transciende la palabra “personaje”- que forman la historia, que en este caso tiene como protagonista el paso del tiempo y el amor mezclados en forma de dos vidas, dos humanos repletos de humanidad “Fermina Daza” y “Florentino Ariza”. Dos vidas que solo se cruzan dos veces pero que cuyo encuentro cambia sus vidas… y da la suya al libro. Y por supuesto, según avanzamos en la travesía, en el paseo por estas aguas tranquilas, poco a poco vamos descubriendo más y más personas con apenas un papel en la historia, pero que parecen de una importancia suprema por el cuidadoso trato que reciben; y también descubrimos un contexto, un tiempo y un lugar, en el que nos da la sensación de haber vivido. Todo esto lo comienzas a descubrir en las primeras páginas y sin duda parece lo mejor del libro… hasta que lo terminas.

Esta primera parte es una introducción magnífica no solo al estilo, sino a los personajes, al contexto y a los temas del libro; es imposible no entusiasmarse y dejarse llevar y fluir por las aguas de la narración sin pensar en nada más. Después llega la historia del amor y desamor de los protagonistas y descubres -al igual que Fermina al volver a ver a su amante- que te has dejado engañar por las primeras sensaciones. Descubres que la lectura no lleva a ninguna parte, que todo es una farsa, que el autor y el libro no es para tanto. Y es que un paseo en balsa es muy bonito, pero cuando se prolonga demasiado comienzas a sentirte el protagonista de “Relato de un náufrago” y estas deseando llegar a la otra orilla…
Pasan las páginas, llegas a la siguiente parte y sigues leyendo sin el mismo entusiasmo, vives las historias de los protagonistas por lo mismo que el propio Florentino Ariza: con la esperanza de reencontrar las sensaciones anteriores y mendigando las pequeñas maravillas que encuentras a cada paso. Maravillas que no son peores que las encontradas por primera vez, pero si incapaces de superar la primera experiencia; y con un espíritu desencantado sigues leyendo. Tampoco son capaces de romper la lentitud, y es que el fluir de la vida, y más en la época y en los tiempos del cólera, es, aunque constante y mágica, lenta y rítmica y lenta, y lenta... Al final aceptas seguir leyendo así, merece la pena y aunque desencantado y con algún esporádico momento tedioso sigues la rutina de la narración bebiendo de su magia.
Cerca del final, te acostumbras al ritmo del libro, y si bien no lees con el mismo entusiasmo que al principio, disfrutas enormemente de él. Te deleitas con calma y saboreando cada página y antes de que te des cuenta, el lento fluir de la narración te ha llevado al último puerto. El libro te da el golpe de gracia con un final genial, tan hermoso como se merece la historia y los personajes. Lees la última parte completamente reconciliado y conquistado por el realismo mágico, y deseando que no acabe nunca. Igual que los personajes
Así, cuando cierras el libro, miras atrás, te das cuenta de que todo el transcurrir a pesar del desencanto, cada momento, y cada página aislada, en todo momento ha merecido la pena y ha sido maravillosa. Tratas de volver a recorrer de un vistazo toda la travesía antes de encender las luces y volver a la realidad, a la otra realidad. Te preguntas como alguien puede escribir así sin perder el realismo ni por un momento… Solo el amor a la vida puede convertir el realismo en pura magia.

Tal vez se pueda decir que los personajes evolucionan poco –nada más falso- o que son simples. Tal vez en ello tengan razón, porque Florentino Ariza, tan simple que solo es amor. Al fin y al cabo ya lo advierte el título “El AMOR en los tiempos del cólera” y de eso va a el libro, de todas las fases, evoluciones y cambios del amor, se dé en el tiempo que sea.

Y así, dejas el libro en la estantería, sabiendo que cada vez que pienses en el primer viaje por sus páginas lo harás con una sonrisa y con una pizca de emoción.

“Amar es todo lo que se haga con amor.”

Escrita hace 12 años · 4.8 puntos con 10 votos · @Tharl le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@_567_ hace 12 años

Y resulta imposible no AMAR esta obra maestra! Ahora que andan a la greña por García Márquez, nadie le va a quitar al colombiano este escrito. En mi opinión tocó techo con esta novela, antes y después será todo lo irregular que queramos, pero en estos tiempos coléricos de crisis existencial conviene recordar lecturas como esta, love is in the air... and in the books!
Buena reseña!

@Tharl hace 10 años

No sé por qué capricho del destino, Krust, jamás me enteré ni leí tu comentario. Hasta ahora, que me dio por comparar las votaciones de quienes han leído "Cien años de soledad" y "El amor de los tiempos del cólera", las dos novelas que he leído yo del colombiano.
A falta de leerme las últimas 20 páginas de la primera, me alegra poder decir que coincido completamente contigo (de hecho, muy bueno o muy malo tiene que ser el final de "Cien años de soledad" para que no coincidamos en las puntuaciones).
Me alegra ver que no soy el único que tiene la sensación de ser ésta la auténtica obra maestra del colombiano y no su archiconocida -y sin duda espléndida- obra de Macondo.
En “El amor en tiempos del cólera” sí sentí la magia y el calor de García Márquez. Existe la misma ternura, compasión y comprensión hacia los personajes; la misma ironía; la misma ausencia de prejuicios y tapujos al hablar absolutamente de todo con completa naturalidad, sin reparos, por escatológico que pueda parecer; las mismas obsesiones –el incesto, la soledad, el tiempo, la sociedad e historia latinoamericana…-, etc. Y sin embargo, lo que en el narrador de “Cien años de soledad” me resulta frío por estar absolutamente mediado por el narrador, a quien se ve demasiado preocupado en cuidar cada puntada de su ambicioso tapiz; aquí me resulta cercano e íntimamente humano, y lo experimento en primera persona, no en tercera.

Lo más curioso es que García Márquez insiste en que sus mejores novelas son (en este orden): “Crónica de una muerte anunciada” y “El coronel no tiene quien le escriba”. Jaja.

@_567_ hace 10 años

Es que el amor cuando se fragua en algo REAL, pues eso, resulta mágico. Y no necesariamente tiene que ser entre personas, por ejemplo si uno ama los libros pues no me negarás que la experiencia puede llegar a resultar… ¡mágica!
De las que le he leído, esta es mi novela preferida de Gabo, aunque a la peña o a él mismo le gusten más otras. La opinión es personal e intransferible, ya sabes…