INOLVIDABLE, EL RIO AQUEL por sedacala

Portada de EL JARAMA

Hace varios años que leí EL JARAMA, pero puedo escribir la reseña del libro como si lo hubiese leído ayer. Tal es la huella que en la memoria deja grabada la lectura de esta novela; sencillamente inolvidable.

Literalmente, lo de inolvidable, es decir que no se borra de la memoria. Característica esta, que no tiene por que, entenderse como apología o propaganda de mi parte. Son dos cosas distintas. Me explico:

Cuando la empecé, estaba ya en antecedentes, de la repercusión en su momento de la novela; pero no me hacía bien a la idea de lo que me iba a encontrar. Y me quedé con los ojos a cuadros, pensando: ¡que es esto! Realmente no me podía imaginar algo así. Me estaba enfrentando a una de las novelas de más impacto de los años cincuenta (1955) escrita en tono coloquial, y aplicando rigurosamente el lenguaje que utilizaban, en esos años, los jóvenes de clase media, o media-baja urbana. Digo rigurosamente, por que, no solo el vocabulario y modismos, eran los mismos, sino que los asuntos o las cosas de que hablaban y sus enfoques, eran los triviales e intrascendentes motivos de tertulia, de los auténticos chavales de veinte años que salen en un grupo de amigos y amigas, a saber: pasar un caluroso domingo de verano junto al río, comer de latas y tartera, darse un bañito y alternar. Ya se sabe, que esas jergas urbanas van cambiando constantemente y las de hoy, no tienen nada que ver con aquellas, pero por favor, no me preguntéis como sé yo que era ese, el lenguaje autentico de los chicos de esa época. Solo sé, que esas cosas se notan, sin que puedas explicar el porqué.

En definitiva, realismo descarnado a ultranza y bien presentado, totalmente creíble. Por momentos, me recordó, aquella otra jerga utilizada por Delibes en CINCO HORAS CON MARIO (1966) que ya reseñé en Sopa de Libros, en la cual, el habla de Carmen, la mujer de Mario, era también muy prototípica (de otro estilo diferente). No son, está claro, las formas de expresarte que te gustan, ni las que utilizarías, entre otras cosas por que no son las tuyas propias, pero tienen el valor de ser reales, reales a más no poder, y su autor tiene el mérito de haber sido capaz de reproducirlas a la perfección.

La trama, sin embargo, tiene poco interés, por que tiene poco protagonismo. No es lo que pasa, lo importante, sino cómo pasa. Por tanto su impacto se basa, por un lado, en el modo especial en que está escrita, y por otro, en su enorme valor, por ser una radiografía de la sociedad corriente de entonces, donde chicos y chicas normales con sus estudios, sus preocupaciones y sus parejas, charlan unos con otros y van dejándonos ver, a través de sus conversaciones, como es la sociedad en la que viven. En ningún momento Sanchez Ferlosio, se implica en los personajes, todos nos parecen vivos, por que su expresión es tan creíble, que les confiere entidad propia. Pero sólo por eso. En realidad, carecen de personalidad; al autor sólo le interesan como instrumentos para contar una historia que en el fondo es banal como la vida misma y cuyo interés último reside en la gracia de lo cotidiano.

Por todo ello, decía al principio, es un libro inolvidable, que perdura en mi memoria, a pesar de que, realmente, no me gustó demasiado, desde luego puedo decir tajantemente, que no disfruté leyéndolo; pero, a la vez, debo hacer hincapié, en que es de los que dejan huella indeleble y aunque sólo sea por eso, es muy recomendable su lectura. Valga la paradoja.

Escrita hace 13 años · 4.7 puntos con 3 votos · @sedacala le ha puesto un 6 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 13 años

Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar en la mar/ que es el morir.

Mi mujer, que sabe bastante más que yo de literatura, dice que esta novela es una enorme e hiperrealista metáfora en forma de novela. Desde luego, es inolvidable, guste o no. A mí me gusta.

@Kementari hace 13 años

Yo estoy de acuerdo en que es inolvidable. Impactante. Se te mete debajo de la piel.