Sinopsis
"¿Los millones? Su reino no es de este mundo. ¿De qué reino hablamos? De uno que sobrevive perdido, aislado, olvidado, una meseta 80’s que –contra todo pronóstico- vuelve a nosotros en pleno 2011, acarreando algo de paz para combatir el desasosiego y la presente banalidad de base. Pero no me entiendan mal: Los millones no es un libro ochentas; simplemente está ambientado allí. En 1986, para ser exactos. Esta sensacional novela, por añadidura, ostenta la más escueta y a la vez descriptiva nota de contraportada que hemos visto jamás: “Marzo de 1986. A uno del GRAPO le tocan doscientos millones de pesetas en la Lotería Primitiva. No puede cobrar el premio porque no tiene DNI”. Pero esta (por otra parte) fabulosa reducción de trama podría llevarles a engaño, porque Los millones dista mucho de ser una noveleta-con-guiño, una broma pulp con aroma cañí, por mucho que transcurra en el Madrid de mediados de los ochenta y por mucho que su protagonista sea “terrorista”. He aquí una novela que podría ser descrita como “analógica”, de la forma en que Thomas Pynchon se refirió al Stone Junction de Jim Dodge. Un libro que, tanto por su celebración de las cosas que ya no existen, por su inherente panegírico a ese mundo (a ese Madrid) en vías de desaparecer, como por su lenguaje deliberadamente anacrónico, como por su rechazo a truquitos metaliterarios o fragmentación posmo, podría ser de cualquier época, perenne, inmutable. Noventayochista, si me permiten exagerar. Esta es, entonces, una novela pre-tecnológica, pre-globalización, escrita por alguien que aún está enamorado de Salgari, Verne, Chesterton, el Valle-Inclán de Luces de bohemia y Conan Doyle, ajeno a los dimes y diretes del mundo editorial, sus modas y bagatelas, sus pisaverdes y sus pelmazos. Una novela casi de aventuras, solo que en lugar de suceder la acción en un altiplano perdido de la Amazonia o en un bajel pirata que sortea el Cabo de Hornos (o en un café de 1924), su adictiva trama se nos presenta en un maravilloso Madrid 1986 preservado para nosotros con el amor y el cuidado de un veterano entomólogo" - Kiko Amat (www.kikoamat.com)
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